PESADILLA EN LA CALLE 10

Un grupo de hombres con rostros de reptiles irrumpe con antorchas en la casa mientras ella duerme. La arrastran de la cama. La atan a un palo. La exhiben por las calles para que todos la vean, la golpeen, la escupan, la insulten. Llegan a una plaza donde arden en una hoguera su hermana, sus hijos y su nieto.

La tiran a la hoguera.

―¡Curandera de mierda! —le gritan. Eusebia cierra los ojos, pero el eco de las palabras le perfora el pecho.

Eusebia no arde, pero siente cómo cada músculo y cada órgano se deshacen en llamas. Despierta rodeada de fuego, a punto de morir.

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