Un
grupo de hombres con rostros de reptiles irrumpe con antorchas en la casa
mientras ella duerme. La arrastran de la cama. La atan a un palo. La exhiben
por las calles para que todos la vean, la golpeen, la escupan, la insulten. Llegan
a una plaza donde arden en una hoguera su hermana, sus hijos y su nieto.
La
tiran a la hoguera.
―¡Curandera
de mierda! —le gritan. Eusebia cierra los ojos, pero el eco de las palabras le
perfora el pecho.
Eusebia no arde, pero siente cómo cada músculo y cada órgano se deshacen en llamas. Despierta rodeada de fuego, a punto de morir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario