LA DICHA SE AGRADECE

Ferreira es demasiado importante como para tocar en una ciudad como Rodríguez. Él lo sabe, su banda lo sabe y la ciudad también lo sabe. El fin de semana pasado llenó dos estadios. Hoy canta en un bar ante quinientas personas.

Sin embargo, ahí está. Canta sin ganas, pero canta. Se lo debe a Eusebia. Hoy Eusebia estaba dispersa, piensa Ferreira. No pudo atenderlo bien. Lo despidió rápido, sin preguntarle por nada de lo que cuentan los programas de chimentos sobre él. Si no fuera por ella, todavía estaría acomodando góndolas en el supermercado del padre o manejando un remís.

Tocar en Rodríguez es su forma de agradecérselo. Pero necesita verla una vez más antes de irse, para garantizar la dicha.


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