El agua infectada propagó el virus con rapidez en Rodríguez.
Flavio Martínez salió de su casa para comprar facturas, como todos los domingos, sin estar enterado de la epidemia zombie hasta que vio dos en la calle, caminando zombiemente hacia él.
Preparado, entrenado, mentalizado para esa circunstancia, desenfundó la pistola, pero se le enganchó en la remera y se le cayó al suelo.
Cuando se agachó para agarrar el arma, mientras vigilaba a sus dos atacantes, otro zombie lo zombieficó por atrás.
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