Gracias a Fabián, muchas operaciones encubiertas de la policía terminan con éxito: desarmaderos borrados del mapa, cargamentos de droga interceptados en plena descarga, prófugos atrapados y mafiosos abatidos como animales.
Recibe premios, ascensos, elogios. Le dicen “el perro de presa”, “el cazador”, “el robocop”. Es el primero en entrar, el último en salir, el que dispara sin dudar cuando la situación se pone turbia.
Nadie sospecha que Fabián es, en realidad, un infiltrado del hampa. Desde adentro, elimina a la competencia legalmente, para que nadie se ensucie las manos. Borra a los que se salen del circuito, a los que negocian por fuera, a los que no responden.
Mata con la bendición de sus superiores. Y sonríe cuando lo condecoran por “servicio ejemplar”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario