Hay algunos locales con vidrieras desparejas, maniquíes descoloridos y carteles de liquidación pegados con cinta. Una juguetería con estantes apretados y olor a plástico nuevo. Casas de electrodomésticos con televisores encendidos todo el día, siempre en noticieros sin sonido.
Un café con sillas de plástico blanco y tortas secas en la heladera. Una escuela de la que entran y salen cientos de alumnos con guardapolvos, mientras los padres estacionan en doble fila. El Banco, con su cola interminable.
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