FUEGO EN LA CALLE 10

Viernes 03:00 AM en Rodríguez.

Garúa, pero no alcanza para sofocar el fuego que consume la casa de la calle 10.

En la vereda de enfrente, la brasa de un cigarrillo es lo único que delata al hombre del sobretodo, que observa el incendio mientras fuma desde la sombra enorme de un sauce.

Un auto con las cuatro ruedas pinchadas está estacionado frente a la casa en llamas. El intermitente resplandor rojo se proyecta en las ventanillas y en los anteojos de Luna, que se balancea contra el vehículo, mirando el incendio.

Otro auto dobla en la esquina y pasa frente a la casa incendiada. Venía por la calle 25. Tal vez dobló al notar el fuego, con intención de curiosear. Gabriel no se da cuenta del hombre que fuma, inmóvil, observando el incendio que devora la casa. Frena en medio de la calle, baja del auto, se agarra la cabeza y llama al 911.

Luna deja de balancearse contra el auto, se levanta y se va.

De pronto, Gabriel ve a una mujer que sale corriendo desde la casa. Duda: no sabe si seguirla o esperar a los bomberos. Por las dudas, se va a su casa. No quiere problemas.

La puerta de la casa en llamas se abre: una anciana sale envuelta en fuego, gritando. Da dos pasos y cae. Muere carbonizada.

El hombre que fuma enfrente da la última pitada, deja caer el cigarrillo, lo apaga con la suela de su zapato izquierdo y se va.

Unos minutos después, Bartolomé llega a la casa incendiada. Mira el cuerpo de Eusebia. Mira el incendio.

Después, llegan la policía y los bomberos.

SOBRE LA OBRA

Esta novela web se inscribe en las prácticas contemporáneas de la ciberliteratura, entendida como toda creación literaria concebida, difundida o estructurada específicamente para el entorno digital. No se trata, entonces, de una digitalización de contenidos concebidos para otro soporte, sino de una propuesta que explora activamente las condiciones del medio en que se despliega: su flexibilidad, su lógica de navegación, su estructura abierta y modular.

Su arquitectura narrativa se organiza según los principios de la narrativa hipertextual, que permite una lectura no secuencial, articulada por hipervínculos que conectan fragmentos entre sí. En este sistema, cada entrada del blog funciona como una unidad autónoma y a la vez como parte de una red más extensa de relatos en diálogo constante.

Más específicamente, se inscribe dentro de la hiperficción explorativa, categoría formulada por Espen Aarseth para distinguir aquellas ficciones electrónicas en las que el lector navega libremente entre segmentos interconectados, sin modificar necesariamente el desenlace de la historia. Lo que cambia —y esto es crucial— no es el final, sino la experiencia de lectura: el recorrido afecta el sentido, lo modifica, lo reconfigura.

Además del nivel estructural, la obra trabaja con una complejidad genérica deliberada. Los relatos combinan elementos del realismo (cotidiano, barrial, íntimo), del policial (crímenes, investigaciones, secretos), del fantástico (lo extraño, lo ritual, lo inexplicable) y de la ciencia ficción (inteligencias artificiales, futuros locales, tecnologías insertadas en lo doméstico). Estos registros no aparecen de forma estanca: se entrelazan, se contaminan, se tensionan entre sí, generando un universo narrativo donde lo ancestral convive con lo técnico, y lo mínimo con lo mítico.

Asimismo, puede pensarse como una forma de narrativa hipermedia, en la medida en que incorpora diversas formas discursivas más allá del relato tradicional: entradas de diario, diálogos, informes institucionales, listas, fragmentos de leyendas, archivos. Aunque la base sigue siendo textual, su funcionamiento responde a una lógica propia del entorno digital: una lectura discontinua, no jerárquica, parcial, pero expansiva. Nada queda clausurado, y toda escena puede reaparecer desde otro ángulo.

Esta novela web no impone un orden. Invita a explorar, a desviarse, a volver sobre lo ya leído. La experiencia se asemeja más al andar errático por una ciudad o al recuerdo que se filtra en forma de imagen, que a la progresión lineal de un capítulo tras otro. En ese sentido, retoma la tradición de obras como Rayuela de Julio Cortázar, en las que el lector no solo lee: elige.

Antecedentes y genealogía

Entre las obras más influyentes en el campo de la literatura hipertextual y digital, pueden destacarse:

Afternoon, a story (1987), de Michael Joyce: primera hiperficción literaria propiamente dicha. Escrita en Storyspace, permite al lector construir distintos recorridos a través de enlaces. Aunque se trata de una hiperficción constructiva, sentó las bases técnicas y conceptuales del género.

Victory Garden (1991), de Stuart Moulthrop: una obra de fuerte contenido político, que despliega más de mil lexias interconectadas. Ejemplo clave del hipertexto como forma de representación de la simultaneidad y la complejidad.

Patchwork Girl (1995), de Shelley Jackson: pieza emblemática del hipertexto feminista. Dialoga con Frankenstein, y explora la identidad como cuerpo fragmentado y archivo narrativo. Su estructura, no lineal y disruptiva, es tan significativa como su contenido.

Fin del mundo: plataforma argentina de literatura digital contemporánea, referente ineludible para la experimentación narrativa en lengua española. Allí conviven ficciones interactivas, hipertextuales, narrativas animadas, sonoras, bifurcadas o contaminadas por otros medios. Este sitio ha sido fuente directa de inspiración para la presente obra.

—También vale mencionar obras fragmentarias no digitales que influyeron en la forma: La casa de hojas, de Mark Z. Danielewski; Los detectives salvajes y 2666, de Roberto Bolaño, cuyas lógicas laberínticas o de múltiples centros narrativos dialogan con los principios de esta propuesta.

Narrativa coral

Cada relato, cada escena, cada gesto en esta obra funciona como una partícula narrativa mínima: no hay totalidad previa, sino una red de fragmentos en relación. Un hecho puede ser narrado desde ángulos distintos; un personaje puede transformarse según la voz que lo evoca; un lugar puede multiplicarse según quién lo transite o lo recuerde.

Esta forma remite a la literatura coral o polifónica, donde el sentido no está regulado por un narrador central ni por una línea argumental cerrada, sino que emerge del entrecruzamiento de múltiples voces y miradas. El lector no es conducido, sino convocado a explorar. Cada elección de lectura configura una versión del mundo posible, sin agotar las otras. El relato no es fijo: se despliega.

En este tipo de escritura, la verdad no está en ninguna voz aislada, sino en el eco entre ellas. La historia no se ordena: se compone en capas, en resonancias, en desvíos. Y el lector, en lugar de descifrar un sentido oculto, participa de su construcción, entre memorias cruzadas, perspectivas quebradas y futuros que aún no se fijaron.

Conclusión

Esta obra no ofrece certezas. No organiza el mundo en una línea argumental clara, ni guía al lector desde un punto A hasta un desenlace previsto. En cambio, propone caminos. Senderos parciales, bifurcaciones, fragmentos en tensión. Lecturas en zigzag, retornos inesperados, huecos que solo el lector puede completar, si decide detenerse, retroceder, entrelazar.

Rodríguez no es solo un espacio narrativo. Es una ciudad escrita. Y como toda ciudad, no se entiende desde un plano general, sino a través del recorrido, de los desvíos, del roce entre versiones. Caminar Rodríguez —leerla— es descubrir que cada voz guarda un secreto, que cada silencio deja una pregunta, que ningún personaje tiene la historia completa, pero todos conservan una parte.

Esta novela web no busca cerrar sentidos, sino generar condiciones para que los sentidos se multipliquen. No responde a una lógica de acumulación, sino de expansión lateral: la trama se abre en lugar de avanzar, y lo que parece mínimo —una frase, un gesto, una escena— puede resonar más adelante con otra intensidad.

GUÍA DE LECTURA

Este sitio no presenta una novela en el sentido tradicional. En lugar de capítulos lineales, propone una red de textos interconectados: relatos, escenas, fragmentos de diarios, documentos apócrifos, voces sueltas. Cada entrada puede leerse de forma autónoma, pero también como parte de un entramado narrativo más amplio, donde los vínculos se establecen a través de personajes, lugares, acciones o resonancias temáticas.

Esta arquitectura no responde a una lógica jerárquica ni progresiva. Se inspira en la manera en que circulan las historias en los pueblos: por retazos, por repeticiones, por contradicciones. En ese sentido, Rodríguez es tanto un espacio geográfico como una máquina narrativa: lo que articula no es una línea, sino una constelación.

Temporalidad

El tiempo en esta obra no avanza en línea recta. Algunos textos se sitúan en un presente reconocible; otros, en un pasado alterado; y otros transcurren en un plano mítico o simbólico que escapa a cualquier cronología. Un mismo personaje puede aparecer en distintas etapas de su vida —o en versiones apenas distintas de sí mismo—, y un mismo evento puede contarse desde perspectivas divergentes.

El lector no accede a la historia desde un inicio cronológico, sino que despliega una cartografía posible, donde el orden no está dado de antemano.

Orden

No hay un camino único ni una secuencia prescrita. Se sugiere comenzar por cualquier texto que despierte interés, y dejar que la intuición, la curiosidad o incluso el azar guíen la lectura. Como al recorrer un barrio desconocido, a veces un desvío es más revelador que el camino recto.

Cada lector construirá su propio trayecto. Algunos preferirán seguir a un personaje, otros recorrerán una zona del mapa, otros irán tejiendo vínculos a partir de temas recurrentes.

Relectura y circularidad

Muchas escenas, personajes y situaciones reaparecen bajo nuevos enfoques. Lo que parece mínimo o anecdótico en un texto puede adquirir un peso central en otro. La información no siempre se presenta de forma explícita, y el sentido se completa a través de ecos, de retornos, de superposiciones.

En ese marco, la relectura no es un gesto repetitivo: es una forma de descubrimiento. Esta novela web no se cierra sobre sí misma, sino que se ofrece como un sistema fragmentario, coral y rizomático, donde los vínculos se multiplican en función del lector.

Como en todo pueblo, algunas historias se olvidan, otras se transforman y otras sobreviven solo en los márgenes. Aquí, el relato no se impone: se compone.

AVISO LEGAL

Esta novela web es una obra de ficción. Todos los nombres, personajes, lugares y sucesos que aparecen en ella son producto de la imaginación del autor o se utilizan con fines ficticios. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o fallecidas, o con hechos y escenarios reales, es pura coincidencia.


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© 2025, Hernán D’Ambrosio.

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