Bartolomé vive en su oficina y, a veces, también en su auto, un Peugeot 405 modelo 1997.
Prácticamente no duerme. Cuando lo hace, jamás llega al sueño profundo. Está entrenado para la vigilia.
Recibe el aviso por radio. Martínez, su viejo amigo de la academia, informa que la casa de Eusebia arde.
Bartolomé está en medias, bóxer, camisa y pistola. Se pone los pantalones, el sobretodo, agarra los cigarrillos y las llaves del auto.
Como siempre, es el primero en llegar. Bartolomé podría ser un gran policía, pero, desde lo que pasó con su padre, las fuerzas decidieron que los brujos no se ocupen del orden y la seguridad de Rodríguez.
La casa arde. Bartolomé apenas se detiene ante el cuerpo de Eusebia. Ya está muerta, no hay nada que hacer. No le interesa si Andrés o Clara están adentro pidiendo auxilio. Bartolomé quiere confirmar que este incendio no fue un accidente.
La garúa cae sobre él mientras busca el origen del fuego. Las llamas surgen de un diminuto punto de luz. Perfecto, sin rastros ni huellas.
Llegan la policía y los bomberos. Saludan con amabilidad a Bartolomé; principalmente los polis porque fue compañero de muchos de ellos y es amigo de algunos.
Los bomberos corren primero hacia el cuerpo de Eusebia y luego a la casa en busca de otras víctimas.
Los policías buscan huellas, evidencias. Consideran que fue un accidente, dada la precariedad de la casa. Un cortocircuito, seguramente.
Bartolomé no dice nada.
Lo que pasó es demasiado grande. Demasiado importante.
El mundo anuncia un cambio fuerte: en el sabor de las frutas, en el agitar de las ramas, en los colores del atardecer. Bartolomé lo siente desde hace bastante tiempo. La muerte de Eusebia no es un comienzo, es una consecuencia del comienzo, la excusa o el chivo expiatorio, lo que libera el final.
¿De qué es consecuencia la muerte de Eusebia? ¿Qué se viene ahora? A Bartolomé le preocupan más estas cuestiones que descubrir quién incendió la casa.
Tal vez todo comenzó con la creación de las estirpes. O con su desaparición.
La radio informa que una mujer es la principal sospechosa. Está en el hospital. Trabaja ahí. Es la amante de Andrés, el hijo de Eusebia.
La próxima parada: el hospital. Probablemente una pérdida de tiempo… a menos que le dispare una idea.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario