3 de mayo
Soñé otra vez con la misma voz. Me hablaba desde el pozo. Me dijo que el fuego no mata, que purifica. Me desperté empapada.
14 de mayo
Hoy encontré una foto vieja. Estoy con Bruno en la playa. Tenía cinco, creo.
11 de junio
Mamá hervía algo en la cocina. Le pregunté qué era. Me dijo “para que no se corte el hilo”. No explicó más. Me dieron ganas de tirarlo todo por la pileta.
2 de julio
Mariela me dijo que hable más, que no me guarde todo. Pero ¿cómo explicarle que hay cosas que no se pueden poner en palabras? A veces pienso que si las digo, se rompen. Y otras, que si no las digo, me rompo yo.
14 de julio
Hoy soñé con una lengua de fuego que me lamía la espalda. Me desperté con la piel caliente.
29 de julio
Hoy hice lentejas. Me quedaron pasadas. Igual comimos con Susana mirando una novela. Me reí en una parte que no era graciosa. No sé si me pasa algo o si simplemente estoy cansada.
04 de agosto
Claudio me dijo que mamá está haciendo algo raro con Bruno. Que el nene ya hace cosas parecidas a la magia. Me quedé helada. ¿Y a mí por qué no? ¿Qué están tramando?
07 de agosto
Descubrí a mamá enseñándole a Bruno a leer las cartas y a curar a la distancia. No puedo creerlo. ¿Por qué a él sí? ¿Por qué a mí no?
12 de agosto
Hoy fui a ver a Mateo. Le conté que mamá está iniciando a Bruno. Se quedó serio. Me ofreció enseñarme brujería. Dudé, pero le dije que sí.
13 de agosto
Mateo me mostró el círculo. “Las curanderas sanan. Nosotros transformamos”, dijo. Me dolió escucharlo. Pero tenía razón.
14 de agosto
Mateo trajo unas piedras negras. Me hizo sostener una en la mano durante un rato largo. Dijo que si ardía era porque ya había elegido. Me ardió. Pero no sé qué fue lo que eligió: la piedra o yo.
15 de agosto
No me vino. No me preocupa por eso, sé que no estoy embarazada. Me preocupa por lo otro. Porque cuando el cuerpo empieza a callarse, algo anda hablando por otro lado.
16 de agosto
No dije nada, pero creo que mamá notó algo. Me miró de un modo que no me gusta. Como si supiera. O peor: como si sospechara y no quisiera saber.
17 de agosto
Mariela dice que ando dispersa, que no me puede seguir el ritmo. No es que esté dispersa, es que todo es demasiado. Desde que conocí a Mateo siento que hay capas bajo las cosas, como si lo real tuviera doble fondo.
18 de agosto
Hoy Bruno me tocó el hombro y me dijo que sentía calor. No lo entendí al principio. Después noté que tenía la piedra de Mateo en el bolsillo.
23 de agosto
Mariela me dijo que estoy rara. Que antes me reía más. Me abrazó con fuerza, como si estuviera despidiéndose. No le dije nada. Me quedé quieta. Me dio miedo que tuviera razón.
31 de agosto
Mateo me explicó lo del dedal. Me dio una lista de cosas que voy a necesitar. Dice que cada brujo forja el suyo con el metal le habla al cuerpo. Yo ya sé qué voy a usar.
01 de septiembre
Hoy soñé con mamá. La misma pesadilla. Ella me habla con la voz de la tierra, con raíces en la garganta. No me quiere como soy. No me quiere como me estoy volviendo.
09 de septiembre
Andrés me preguntó si estoy bien. Le dije que sí. Mentí. Pero me dio ternura. Siempre fue más suave conmigo que los demás. Igual no me entiende. Nunca me entendió.
10 de septiembre
Anoche soñé con una mesa llena de cosas: ramas, agua, palabras que no conozco. En el sueño, Eusebia y Mateo se miraban. No hablaban. Yo sólo miraba sus manos.
15 de septiembre
Bruno se me quedó mirando y me dijo “te brilla la piel, tía”. Me dio miedo. Él no debería ver eso. Nadie debería.
21 de septiembre
La caja fuerte de mamá tenía un olor raro. Dulzón, espeso. Como si se hubiera guardado ahí algo vivo durante mucho tiempo.
01 de octubre
Mateo dice que mi dedal está casi listo. Que ya soy lo que tenía que ser. A mí me da miedo eso. Porque yo no sé si quería ser esto.
10 de octubre
Amo a Susana. Es la única que me escucha sin juzgarme. A veces me dan ganas de contarle todo.
13 de octubre
Mamá me mira como si supiera. Pero no sabe nada. Nadie sabe nada.
14 de octubre
Mateo me preguntó si me arrepiento. No supe qué decirle. Me miró como si ya supiera la respuesta.
15 de octubre
Hoy soñé con un espejo que me devolvía otra cara. Una más vieja. Más firme. Me desperté cansada, como si hubiera vivido años en una noche.
16 de octubre
Mamá me abrazó. De pronto. Sin decir nada. Como si me despidiera sin saberlo. Se me llenaron los ojos de lágrimas.
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